Simultaneidad en el tiempo Internet

 

Todo lo que sucede en la red de redes asume dimensiones espaciales sobre las que casi nunca reflexionamos pero que son distintas a la "realidad-real". ¿En dónde está la Internet? ¿Qué es el ciberespacio? Quienes nos damos el gusto de navegar en ese océano sabemos o, mejor dicho, intuimos las respuestas, pero a casi todos nos cuesta trabajo explicarlas a quienes no conocen la red de redes. Las coordenadas físicas de la realidad ordinaria no son las del ciberespacio.

Ahora, al menos de acuerdo con una propuesta reciente, las coordenadas temporales tampoco serían las mismas. En marzo de 1999, la fábrica de relojes Swatch sugirió una nueva manera de medir el tiempo, prescindiendo de los husos horarios que todos conocemos.

El día natural, según la iniciativa de esa empresa, ha sido segmentado en mil "beats" -golpes, o piezas- de tiempo, cada uno de los cuales equivale a un minuto con 24.4 segundos. Ese tiempo se mide a partir de un nuevo meridiano, establecido en Biel, Suiza, donde -desde luego- está la sede de Swatch. Cuando en Biel es medianoche se inicia el tiempo Internet, que se expresa con un "@" y tres dígitos.

Ahora mismo, cuando escribo estas líneas son las @159 en Tiempo Internet. Eso quiere decir que en Barcelona son entre las 3:48 y las 3:50 de la madrugada y en la ciudad de México, entre las 8:48 y las 8:50 de la noche anterior. Pero en todas partes son las @159.

Al uniformar el tiempo en todo el mundo se pretende evitar las disparidades y confusiones que se presentan en la comunicación electrónica. Si voy a conectarme a una conversación con un amigo en París, podré decirle que nos encontraremos a las @791, en vez de avisarle que nuestro diálogo será a las 12 del día tiempo de México -la ciudad donde yo vivo- y a las siete de la noche tiempo parisino. Pero a ambos nos costará trabajo medir cuánto duró nuestra charla si, por ejemplo, tenemos destinados solamente 30 minutos -que son, más o menos, 19 beats-.

Esta sofisticación, por lo pronto, tiene más consecuencias simbólicas que prácticas. La sensación de que nuestros interlocutores comparten el mismo parámetro horario quizá afiance la percepción de que estamos comunicándonos en tiempo real. Pero es inevitable seguir asociando ese tiempo a la circunstancia horaria de cada quien. Si en México todavía no son las nueve de la noche, mi interlocutor podrá suponer que aun no me voy a la cama y me encuentro dentro de mi horario de trabajo regular. Yo, en cambio, si advierto que para él en París están por ser las cuatro de la mañana, supondré que se ha despertado para atender mi comunicación o que es tan desvelado que todavía no se va a dormir.

Las ventajas de esa manera no sólo de medir sino de hacer explícito el tiempo real, aún no son del todo claras. Por lo pronto, los emprendedores empresarios de Swatch han puesto a la venta varios modelos de relojes (80 dólares los más baratos) que sólo marcan el tiempo Internet. Claro, para comprarlos se requiere dinero contante (aunque sea a través de la tarjeta de crédito): en materia de finanzas, no se aceptan simulaciones de la realidad-real.

 

Tomado de:
Internet y sociedad urbana
Cuando el ciberespacio y las calles se complementan
Raúl Trejo Delarbre